El término Quiromasaje nació en España allá por el año 1920 de la mano del doctor Vicente Lino Ferrándiz García quien tras unos años de estudio en Estados Unidos, regresó a España habiendo aprendido ténicas de masaje que introdujo en nuestro país con la denominación de Quiromasaje.
Cuando nos referimos al masaje o al masajista en general no tenemos en cuenta la forma, la aplicación o el método del mismo.
El mismo doctor Lino lo definió como un tipo de masaje manual, sin auxilio de aparatos mecánicos, que requiere una extraordinaria agilidad de las manos, conjuntamente con un conocimiento completo de la anatomía y fisiología del organismo humano, de modo que el operador o masajista actúe de una manera fundamentalmente científica, y no rutinaria, como se procede en otras disciplinas del masaje.
El Quiromasaje inicia una nueva era en las aplicaciones del masaje, es decir, da una nueva y científica orientación a la masoterapia.
Lo que pretendió el doctor Lino Ferrándiz fundando en el año 1933 la Escuela Española de Quiromasaje, fue dar un nombre propio a aquellos masajistas que, en lugar de aprender de forma autodidacta como se hacía en aquel entonces, estudiaban masaje en una escuela y adquirían conocimientos de anatomía y fisiología, lo que les daba mayor profesionalidad, diferenciándolos del resto de masajistas de la época.
La experiencia en el Quiromasaje no se consigue con un breve estudio teórico ni sólo practicando los movimientos que lo componen, sino que es necesario dedicar mucho empeño y perseverancia para encontrar la perfección de la técnica y adquirir los conocimientos de anatomía y fisiología necesarios para que el quiromasaje sea lo efectivo que puede llegar a ser.
De todos los métodos de masaje que existen y se practican actualmente, el Quiromasaje (Masaje Español de Vicente Lino Ferrándiz) es el más rico en maniobras, pero también el que requiere mayor precisión, destreza y concentración.